Estoy
convencido que una de las claves más trascendentales e importantes de las
manifestaciones anómalas de cualquier tipo (encuentro OVNI, fantasmas,
chupacabras, apariciones marianas, etc.) es la implicación de la psique humana, junto a
un agente externo desconocido, en la construcción de unas experiencias, que
podríamos catalogar como totalmente artificiosas y engañosas. Aunque durante
décadas, los entusiastas en los OVNIs hemos creído en “visitantes
extraterrestres”, complejos "Sistemas de control" o “seres
ultraterrestres” procedentes de universos paralelos y capaces de las más confusas
argucias y manipulaciones, en realidad nos estamos enfrentando a un
extraordinario fenómeno de dimensiones, casi exclusivamente psíquicas, capaz de
distorsionar ante nuestros ojos el contenido de nuestro rico y casi ilimitable
inconsciente, para hacernos creer en una realidad paralela oculta inexistente.
Y es que las manifestaciones anómalas no son más que una espontanea y efímera
recreación ficticia de un determinado escenario, para satisfacer unos intereses
desconocidos, que abarcan desde el aterrizaje de una nave espacial, la visión
de una Virgen, hasta una enorme criatura peluda y apestosa que se esconde en
los frondosos bosques.
Aunque las
experiencias OVNIs recopiladas por los investigadores de medio mundo comparten
algunos puntos en común, sobre todo los considerados generalidades del
paradigma, la mayor parte del contenido de la vivencia ofrece una información
que es de carácter individual y exclusivo, que nunca más, repito, nunca más, se
vuelve a repetir en otro evento OVNI. ¿Por qué?. Por la sencilla e ineludible
razón de que estas experiencias son intransferibles o extrapolables a otro episodio
OVNI, ya que es la íntima psique del testigo la que aporta el “material” que
ilustrará, por ejemplo, el encuentro cercano con unos seres extraterrestres. Ninguna
persona más en todo el planeta, pese a la existencia de una monumental y casi
infinita literatura OVNI volverá a ver a unos determinados humanoides que han
sido descritos por un testigo en particular. ¿Pero podemos encontrarnos ante un
fenómeno de dimensiones exclusivamente psíquicas provocado por un trastorno
mental desconocido?. Si estuviéramos enfrentando a un fenómeno estrictamente
psíquico, no diagnosticado aún por nuestra ciencia, y sin connotaciones
sobrenaturales, las manifestaciones
OVNIs, y de otra índole, se mostrarían de forma más pública y sin control
alguno, y no con la asombrosa elusividad de la que hace gala, mostrándose solo
en determinadas ocasiones y a determinadas personas. Y por supuesto no dejaría
huellas ni restos… Estamos ante otra “cosa”… pero seguimos avanzando…
JOSE ANTONIO
CARAV@CA
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